Extranjeros se PROSTITUYEN por la crisis
Son prostitutos, pero se muestran como masajistas en la red social para gais que está de “moda”. Exponen sus cuerpos descubiertos, los músculos, el rostro y también el tamaño de sus genitales, para cautivar a quienes ingresan a esa aplicación en busca de sexo.
“Soy Sebastián, tengo 23 años, soy versátil activo... solo para hombres solventes”, revela un venezolano, de 1.83 metros, en el estado de su cuenta. Además, enfatiza en el tamaño de su miembro, como si aquello fuera un anzuelo para atrapar a los clientes.
Eso ahora es más común. Fabricio visita ese portal todos los días mediante su celular y nota que desde hace unos cuatro meses los extranjeros, sobre todo los venezolanos, invadieron esta red social con propuestas de trabajo sexual camufladas en “masajes eróticos” o antiestrés.
No existe ninguna mafia detrás de la labor que realizan los ‘scorts’, pero la crisis que viven en su país los obliga a viajar a Ecuador y prostituirse, como en el caso de ‘Ricardo’, un hombre de 29 años, que recorrió más de 48 horas en bus, en busca de una situación económica más estable. Sin embargo, el muchacho se ‘chocó’ con una realidad distinta.
Sus amigos que residen en Ecuador por más de tres meses lo ‘sedujeron’ para que viniera y él decidió tomar sus maletas y dejar atrás su tierra. También se vio tentado porque escuchó que este país “está muy bien, sobre todo porque maneja dólares”, pero se ‘topó’ con un panorama desalentador.
EXTRA contactó a ‘Ricardo’ a través de la red social y tras un encuentro previo, el extranjero condujo al equipo periodístico hasta un pequeño dormitorio, donde una cama de plaza ocupa la mayor parte de la habitación. No hay mucha ventilación, pero allí mismo recibe a sus clientes.
Se sienta tímidamente en una esquina y como si alguien lo fuera a juzgar dice: “soy enfermero”. Y aunque ha tocado varias puertas en los hospitales quiteños para encontrar una labor relacionada a su profesión, todas se han cerrado, ya que no posee una visa de trabajo, sino solamente la de turista que le permite permanecer en Ecuador hasta 90 días.
No tiene dinero y los pocos bolívares que trajo los invirtió en hospedaje y alimento. Ahora se dedica a hacer masajes y a la prostitución: “Es una manera fácil de ganar el dinero... Es la última alternativa que este país me ha dejado”, dice ‘Ricardo’, mientras sus mejillas se ruborizan.
‘Ricardo’ es gay. Además de aprender enfermería, tomó clases de masajes eróticos que consisten en acariciar las zonas erógenas del cuerpo. Sabe que su talento está en sus manos, por lo que ha optado por promocionarse como masajista: cada sesión cuesta 20 dólares. Sin embargo, si un cliente busca sexo, la tarifa aumenta dependiendo de lo que pida (puede llegar hasta 60).
¿Por qué en la red social? Según el venezolano, esta plataforma no es una página como Facebook o Twitter, sino que es un espacio para “encuentros sexuales” y es la que “está de moda” en la población gay. “De 40 personas que se conectan, 20 son ‘scort’” y eso ocurre porque “al ecuatoriano le gusta mucho pagar por sexo”, manifiesta el extranjero.
Atiende a uno o dos clientes diarios. Para él, eso depende de la suerte o si los hombres aceptan sus condiciones, como pagar lo que exige o si están bien aseados. “Si veo algo extraño en su cuerpo, no lo hago... Si quieren tener sexo conmigo deben pagar más”, detalla ‘Ricardo’.
La situación ha sido muy complicada, porque su familia no sabe lo que él hace en Ecuador, solo espera que envíe dinero. Y aunque el chico no se avergüenza del trabajo “informal” que hace prefiere que su rostro no sea expuesto. Algunos de sus amigos también trabajan como prostitutos y, pese a que viven más tiempo que ‘Ricardo’ en Ecuador, no están dispuestos a dejar esa ‘profesión’, ya que eso es lo único que los aleja de la crisis.
Salen, se divierten, se toman alguna que otra cerveza en los bares gais de La Mariscal, en el norte de Quito, y luego continúan pendientes de su celular, de la aplicación en la que de seguro alguien está esperando que un ‘scort’ le ofrezca sus servicios de ‘masajes sexuales’.
EXTRA se contactó con otro venezolano. Él prefirió no dar detalles de su llegada a Ecuador, pero indicó que su trabajo se enfoca en ofrecer sexo a los hombres que lo buscan en la red social. Cobra 50 dólares la hora y está dispuesto a satisfacer a su cliente.
Cuando un usuario ingresa al portal encuentra innumerables propuestas, que en ocasiones resultan tentadoras. ‘Martín’ es colombiano, de Medellín específicamente, y no tiene problema en viajar a otras ciudades del país para ejercer la prostitución, solo que la tarifa aumenta.
Según el Ministerio del Interior, desde enero hasta octubre de 2016 ingresaron 79.579 venezolanos al país, entre hombres y mujeres, y salieron 63.739. EXTRA se contactó con la Embajada de Venezuela para tener una entrevista con algún vocero, pero hasta el cierre de esta edición no aceptaron dar una entrevista sobre el tema.
Mauricio Erazo, activista de la comunidad GLBTI, comentó que la prostitución es una de las profesiones más antiguas del mundo. Afirmó que no puede tachar ni mucho menos juzgar la labor que hacen algunos extranjeros a través de las redes sociales.
Pero cree que ha habido un incremento de la prostitución, sobre todo en esta aplicación, ya que en lugar de convertirla en un espacio para conocer gente se ha vuelto en un “tipo de negocio”, dijo Erazo.
Esa es la facilidad que brinda la tecnología. Sin embargo, no existe ninguna seguridad, señaló, ya que una persona que accede a esta red social se arriesga a conocer una persona de la cual no se sabe su mentalidad, quién es...
Para el activista, es complicado buscar un control para regular el trabajo sexual a través de este sistema que se ha vuelto muy popular en la comunidad. Tampoco se puede prohibir la prostitución, acotó.
Erazo indicó que de las 10 personas que se conectan a esta red, siete ofrecen servicios de masajes, los cuales, a su parecer, están camuflados en relaciones sexuales. “Es solo una fachada, porque a la final termina siendo prostitución”, manifestó. Añadió que últimamente la red se ha abarrotado de extranjeros, entre venezolanos y colombianos.
Efraín Soria, coordinador General de la Fundación Ecuatoriana Equidad, explicó que el desarrollo de las nuevas tecnologías permite que muchos temas que se manejan clandestinamente, ahora sean más fáciles de acceder. Por ello, nacionales y extranjeros se aprovechan de las redes para poder “solventar diferentes necesidades: de placer, económicas, sociales e inclusive políticas”.
Además, existe otro problema como la movilidad humana interna y externa, los conflictos sociales y económicos que viven los países vecinos. Ecuador tiene una moneda fuerte como el dólar, que lo vuelve atractivo. Entonces, “son muchos factores que hacen que este país sea el destino para vivir, visitarlo, o estar de paso... También para muchas de las sexualidades periféricas (homosexualidad, bisexualidad, hombres que tienen sexo con hombres)”, expresó Soria.
Algunos venezolanos que por su estatus migratorio están irregulares, no tienen un trabajo y necesitan sobrevivir, se convierten en trabajadores sexuales masculinos. A eso se suman sus rasgos físicos, los cuales llaman la atención.
Ellos “disfrazan” el trabajo a través de programas de “masaje a domicilio” en determinados lugares, se publicitan en las redes sociales, dejan tarjetas... Lo que genera preocupación, según Soria, no es la práctica, porque cada uno tiene la libertad de hacerlo, pero sí el tema de acceso a condones, lubricantes, a que ejerzan una sexualidad más saludable y se cuiden de enfermedades de transmisión sexual: hepatitis B, VIH, sífilis...
También mencionó que las interacciones mediante las redes sociales se vuelven difíciles de localizarlas, por lo tanto es complicado intervenir en ellos, educarlos e informarles en dónde pueden recibir atención médica porque se vuelven relaciones mucho más clandestinas y “lo clandestino es malo para el tema de salud pública”, finalizó.
